martes, 24 de noviembre de 2009

¿Lo quiere para regalo?


Llevábamos mucho tiempo sin publicar entradas y esta vez no ha sido por pereza, sino por Telefónica. En un acto de ingenuidad y a causa de la mudanza, se nos ocurrió solicitar un traslado y hemos conseguido quedarnos, sin ADSL, sin Imagenio y por el momento, sin traslado.

Como es mucho más fácil conseguir un “alta” que un traslado o una baja, he aprovechado una oferta de Movistar para correo en el móvil, que además mes es gratuito durante el primer mes, y aquí estamos, comunicándonos por la patilla mientras seguimos pagando una línea virtual que debe sonar en el limbo de las telecomunicaciones.

Mientras Telefónica averigua cómo trasladar una línea dentro del área de una misma centralita, nosotros nos hemos mudado, terminado una obra, presentado un concurso, se nos ha pasado la fecha de presentación de otro, lamentado pérdidas, celebrado pequeños logros, aprendido algunas cosas y, en los dos últimos días, hemos viajado a Glasgow.

Llevamos cinco años trabajando en la dirección de diseño de un centro comercial
www.st-enoch.co.uk y tras dos años de obras parece que se acerca el final del proceso. Desde que empecé en este oficio me resultan difíciles las fases de entrega de las obras, en lugar de ver lo que se ha logrado veo todo lo que se quedó por el camino. Ayer, en el viaje de vuelta Héctor me decía que a los realizadores les pasa lo mismo cuando llega el momento de editar: piensan en las imágenes que no rodaron.

Admito por tanto que no iba yo a Glasgow con la mejor disposición pero si que tenía mucho interés por ver el impacto de la nueva fachada en la ciudad, para mí el mayor y mejor empleado esfuerzo de estos cinco años, y probablemente, lo que quede y permanezca durante más tiempo.

Así que nada más llegar y tras dejar las maletas en el confortable Radisson, desafiamos el temporal, y nos dejamos arrastrar por los paraguas de los que tiraba un viento helador hasta St Enoch Square.

Hace tiempo hablamos aquí de dos pequeñas batallas que peleamos en este proyecto; la transparencia y la espectacularidad del volumen interior de la “caja de entrada”. Creíamos haberlas ganado, al menos en parte y sobre todo creíamos que el Cliente había entendido nuestra intención.

En varias ocasiones, hablando de posibles oportunidades de rótulos y gráficos, decidimos conjuntamente con el Cliente dar prioridad a la transparencia y respetar la rotundidad del volumen. Claro que entonces no era Navidad. Ahora tampoco pero el comercio necesita hacernos creer que sí, para enredarnos en la fiebre consumista anual, y ante eso no hay arquitectura, ni transparencia ni argumento abstracto que valga; la campaña navideña es la campaña navideña.

Miren la foto, procuraremos sustituirla por una mejor cuando Hector nos pase las suyas y vean qué bonito detalle el de envolver el edificio con ese dinámico lazo rojo, como regalo para la ciudad. Abajo a la derecha, tras el muro cortina que ha costado un dineral y meses de discusiones hay un reno entre cascadas de luces luminosas, detrás de ellos está la mayor inversión en espacio, decoración, texturas e iluminación del Centro Comercial, supuestamente su mayor atractivo, hasta que llegó la Navidad y nos lo empaquetaron para regalo.

Sólo falta la etiqueta dorada: “espero que te guste”. Por nuestra parte esperamos que en Enero, cuando pase la locura y puedan verlo, a los glasgewians también le guste el nuevo edificio.