jueves, 12 de agosto de 2010

No comprendo



He vuelto a ver Rompiendo las Olas, de Lars von Trier. La primera vez que vi esta película, hace ya unos diez años, no estaba en mi mejor momento, confusa en lo profesional y destrozada en lo emocional. Pasé tres días encerrada en mi cuarto piso sin ascensor, la mayor parte de ellos llorando de espaldas a los balcones, comiendo aceitunas, yogures y huevos duros, que es lo que siempre queda en mi nevera. No recuerdo si fue Héctor, Paloma o Jorge quien me sacó de casa, sí que al salir decidí hacer un viaje y a los pocos días compré un billete de avión a Roma, y reservé un coche para ir hasta Sorrento.


El domingo Miguel me propuso volver a ver a peli como las vemos desde que nació T, en trozos y le dije que bueno, que no respondía de mi reacción pero que teniendo en cuenta que ahora si estoy en mi mejor momento y que la veríamos troceada me apuntaba al plan.


Terminamos de verla anoche. Quince horas después, ocho de ellas mezcla de insomnio pesadillas aún no puedo deshacerme del dolor de cabeza que me quedó tras llorar durante los últimos capítulos de la película.


Y esta vez que soy capaz de recordar algo más que el dolor intenso que me produce esta historia, no puedo dejar de preguntarme qué cuenta esta trágica historia, la Fe de Bess? El poder de la Fe de Bess?. La caja del DVD dice que cuenta el poder del amor pero yo no lo creo. Si acaso habla del poder del dolor, y de las formas de afrontarlo: el egoísmo, la generosidad, aquel lo envenena, éste lo sublima. Y sin embargo, no es esa sublimación del sufrimiento lo que predican los terribles hombres de la Iglesia a la que acude Bess, no es eso lo que le promete ese tremendo dios que habla por su boca? No es por tanto lo peor, lo más malvado de esta historia. Pero entonces, cómo es que su sacrificio produce finalmente el milagro, cómo es que Bess muerta hace que suenen campanas en el desierto Mar del Norte, por qué ese tremendo dolor consigue la dicha de los demás?


Me parece una película maravillosa, y sin duda la que más me ha emocionado hasta hoy. La “crucifixión” de Bess es congruente con la historia, pero me gustaría saber si el último capítulo es un homenaje o una burla cruel a su capacidad de creer. Tal vez dentro de unos años pueda verla de nuevo, con menos emoción y más inteligencia.

domingo, 8 de agosto de 2010