domingo, 24 de mayo de 2009

La gripe B-I (Boda Inminente)

Llevamos varias semanas alarmados por los medios de comunicación, que han decidido mutar en comunicación de miedos. Una variante del virus de la gripe, con la que convivimos desde hace siglos y que en el pasado ha causado estragos en poblaciones poco prevenidas y menos vacunadas que las actuales, ha pasado de los gorrinos a unos cuantos humanos.

La gripe A es un virus un tanto antojadizo, y qué mejor país para el antojo que México. Así que desde el DF se ha ido antojando de nativos y turistas que lo han ido distribuyendo por otras ciudades y países.

Y se han ido contagiando mexicanos de a pié, turistas, estudiantes y soldados ociosos, y otra gente corriente, mientras que Obama, su séquito y un montón de gente se han librado a pesar de estar en el supuesto foco del aunto. Al no tener una pauta y ser tan voluble; este se muere, a esos otro le da un poquito fiebre, a aquellos mocos, el virus ha dado lugar a previsiones funestas y avisos de porcentajes de infectados que asustan a cualquiera.

Nosotros, una vez tranquilizados por la familia mexicana, que ha pasado estos días con la misma resignación y calma con la que se toman la amenaza diaria de vivir en un país tan fantástico como imprevisible, (tal vez el riesgo sea parte de su encanto), nos hemos sometido a una particular mutación del virus, la Gripe B-I.

Daniel se casó ayer por la tarde. Sabíamos desde hace meses su condición de portador del virus pero hasta hace seis semanas no había síntomas de transmisión. Un lunes tomando café en Martín alguien brindó por su felicidad y ahí me di cuenta del inicio de contagio. Fue decir “ se casa” y en un instante los camareros, normalmente ceñudos, la gente de la barra que oyó el comentario, el tipo de mantenimiento del edificio, y hasta los guiris del bus turístico que pasaba por la puerta, sonrieron y voltearon los ojos embelesados.

Desde entonces en el estudio no se ha hablado de la crisis, ha habido más cajas de zapatos que maquetas, más sedas que papel de plotter y más eye liner que portaminas. Los ordenadores parecían los de la redacción de VOGUE y las discusiones sobre el color se referían a los tocados en lugar de muros o cubiertas.

En un ambiente tan contaminado, a punto estuve la semana pasada de subir a este blog una cursilada sobre el amor y la felicidad, que hubiera desanimado a nuestros pocos pero constantes lectores. Por suerte decidí no hacer hoy lo que podía dejar para mañana, y al día siguiente los síntomas empezaron a remitir.

Creo yo que la gripe B-I se contagia por las ganas que tenemos todos de tener parte de la ilusión que produce decidir pasar tu vida con alguien. Los novios toman una decisión muy importante mientras los demás merodeamos alrededor intentando pillar un poco de contento.

En cambio no entiendo a los medios de comunicación y los políticos: ¿qué les mueve a amenazarnos con una pandemia de Gripe A, que por otra parte no parece ser más agresiva que cualquier otra gripe? ¿Será que quieren distraernos mientras intentan decidir que hacer con la crisis? ¿Será sólo la ilusión de tener algo nuevo que contar? Esperemos que sea lo segundo y que como siempre se cansen pronto.

En cuanto a la variante B-I deseamos que Mar y Daniel sean muy felices y nos preparemos para la próxima epidemia.

sábado, 9 de mayo de 2009

Cansados, qué bien...


Las dos últimas semanas han sido intensas.

Hemos pasado del susto a la calma con leves paradas en todas las estaciones intermedias: miedo, asombro, ansiedad, alivio, entendimiento y por fin ahora encaramos el trayecto de regreso hacia la normalidad.

Al imprevisto ajetreo se han añadido un concurso peleado con ganas por Mary y Ama, un arranque de obra complicado y confuso, y los prolegómenos de la despedida de Daniel, con toda la alegría por su felicidad y la nostalgia anticipada por su próxima ausencia.

El caso es que estoy agotada, tanto que me cuesta escribir, y me he puesto a pensar en el cansancio. Desde muy pequeña me acostumbré a asociar el cansancio con una falta grave, prima hermana de la pereza, pecado capital según nos enseñaban en el colegio. No era bueno estar cansado, debíamos concentrarnos en la satisfacción del deber cumplido y no abandonarnos a la lasitud.

La gente no quiere estar cansada, se atiborra a vitaminas, micebrinas, cafeinas y toroinas para luchar contra el agotamiento. Yo pienso en cambio que el cansancio es bueno, nos recuerda nuestra propia fragilidad y por eso mismo nos hace fuertes, nos permite reflexionar sobre nuestras limitaciones y desde ellas averiguar nuestras capacidades, nos devuelve indulgentemente a la infancia, con sus necesidades básicas y fundamentales.

Y en mi caso particular me cura el insomnio crónico que me permite elaborar borradores de historias y reflexiones para este blog. Así que con su permiso, voy a dejarme llevar, escribiré menos y soñaré más durante unos días, hasta pronto.