viernes, 31 de octubre de 2008

Misión Imposible

¿Queréis saber un secreto?

Hace un tiempo me encomendaron una misión: perseguir a una licencia!!

Al principio tenía que cuidar de ella, llamaba preguntando cómo estaba, si le pasaba algo, si se encontraba bien.
Ya cuando supe que bien estaba, seguí llamando para preguntar con quién se encontraba y me preocupaba por que no anduviese sola, por ahí, perdida.
Pero el teléfono era algo impersonal y a veces me costaba un poquito contactar con mi “confidente”, entonces decidí personarme donde ella se hallaba y cuidarla desde cerca.

Así todas las semanas desde hace algo más de dos meses…

Y la verdad es que tengo curiosidad y deseo que pase la semana pronto para volver a saber de ella, me agrada esa pequeña rutina semanal, os preguntaréis por qué:

El lugar en cuestión esta ubicado en una de las zonas para mí, más bonitas de Madrid, el llamado Madrid de los Austrias. Este sobrenombre de esta parte del distrito centro madrileño tiene origen histórico: es en esta zona donde la dinastía de los Habsburgo creó los edificios históricos de una villa que ellos eligieron como capital de España. Sus edificios recuerdan la época imperial española, cuando los Habsburgo regentaban un imperio que iba desde más allá de los Países Bajos hasta América.

Suelo ir por la mañana, a primera hora y a pesar de que nos encontramos en el centro, las calles están aún vacías, lo adoquines están despertándose y preparándose para las millones de pisadas que soportarán a lo largo del día.
Entonces llego al lugar en cuestión y allí, comienza la función que dura aproximadamente una hora (a veces más).

Es como uno de esos sitios en los que puedes disfrutar de una obra de teatro a pequeña escala y en los que el público también participa, pero aquí sin copa.
Primero hay que pasar por una mesa que se asemeja a la taquilla, pero como no hay copa, pues no hay que pagar. Simplemente hay que identificarse (esto es para controlar el aforo y registrar a los futuros actores espontáneos pienso yo).

Tras apuntarme al show me dirijo a la sala que me corresponde y allí al fondo encuentro las butacas perfectamente alineadas mirando hacia el escenario.
El espectáculo siempre se estructura siguiendo un formato, es continuo y casi nunca repite el guión, aunque como he dicho antes, éste siempre sigue unas pautas y son las de una persona cogiendo el teléfono y nombrando a los que allí nos encontramos.

Suelen ser los mismos actores de siempre: una señora morena con uniforme que es la que tiene el teléfono y por lo tanto el poder ya que es la que se comunica con la persona mas cercana a los “confidentes”, al lado de ella otra de mediana edad sin uniforme que yo creo que está allí para hacerle compañía, la nueva más joven, con vestimenta causal y el chico que las acompaña de unos taitantos.

Cada día se les unen unos cuantos extras del mismo grupo de teatro con papeles pequeños de apenas unos minutos, estos aportan frescura a la función y hacen que los actores fijos se entretengan.

Luego estamos nosotros, los del otro lado y todos con algo en común: cada uno de nosotros tenemos encomendada una misión, lo sabemos y de vez en cuando nos cruzamos miradas de apoyo, sabemos lo que se sufre por una licencia, sabemos la preocupación que nos invade, solo nosotros nos comprendemos.

La mayoría de las veces el papel que nos ofrecen es el de estar enfadado, el demostrar la ansiedad que tienes por volver a saber de ella, no nos entienden y nos gustaría estar en el teatro Sala Mirador / Doctor Fourquet 31 en Madrid asistiendo a la Katarsis del tomatazo para poder lanzar los tomates a los actores al final de la función.
Yo casi nunca participo y no es por que sea tímida ya que no lo soy, es porque no me gusta estar enfadada, espero pacientemente a que me nombren y así bajar a hablar con mi confidente que es majísima… y entonces me dice con quien está mi licencia.

Esta mañana he estado allí pero no he podido verla por que el aforo estaba completo. Y volví triste… ¡estoy deseando que llegue el lunes para saber algo de ella!
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EF

lunes, 27 de octubre de 2008

No comment 3

Por sobre cualquier cosa, estamos estupefactas:

Fuente:
publireportaje de El Corte inglés y Liz Claiborne
publicado en el suplemento
Yo Dona Nº 182 de El Mundo pág. 62 y 63
del sábado 25 de Octubre de 2008

Las 48 horas de una arquitecta
"Liz Claiborne te facilita todos lo looks para estar perfecta los cinco días de la semana. Impecable en las situaciones más conmplicadas y atractiva en los momentos más relajados."






Y por si no se ve bien:











porque el trench óptico es fundamental para fomentar el ojo inquisidor...



porque el resto de los días se quedan en el cole ¿?

Deberíamos confesarlo: con tanto evento, vamos cortos de modelitos!

viernes, 24 de octubre de 2008

Filita ignita Glasgow

Buscar la belleza como recomiendan muchas personas sabias puede complicarte mucho la vida. Estamos dirigiendo con alguna dificultad, unos cuantos viajes y la ayuda de las comunicaciones el diseño de un proyecto en Escocia.

Se trata de un centro comercial en el centro histórico de Glasgow, y la fachada del edificio tiene que estar revestida de piedra natural por exigencia de la gerencia de urbanismo. La exigencia puede resultar un poco anticuada teniendo en cuenta la variedad de materiales nuevos de igual o mayor calidad que la piedra pero simplifica y acota las posibilidades de equivocarse.

La fachada se ha planteado con una piel hecha mediante sistema de paneles móviles inspirados en las hermosas fachadas celosía catalanas, enmarcada por unos volúmenes monolíticos. Los paneles serán de piedras calizas claras y en contraste los volúmenes de fondo queríamos que fueran muy oscuros.

Ya hemos hablado en este blog de la fascinante luz del Norte, es tan nítida que queríamos utilizar una piedra con una superficie reflectante. Además el diseño atmosférico del centro está relacionado con el agua y el río Clyde por lo que la piedra debía tener una veta marcada fluida, que recordara la superficie del agua y de la seda.

Buscamos en varias canteras de pizarras y encontramos las filitas, una roca con mayor grado de metamorfismo y por tanto más dura que la pizarra, según nos ha explicado la futura licenciada y geóloga, y en ellas encontramos la belleza, hace ya un año y unos meses.

Se hicieron pruebas de corte en las filitas para comprobar que podía utilizarse en un revestimiento interior formado un mural con inserciones de vidrio y metal y todo iba bien hasta que hace dos meses, el subcontratista elegido por el “construction manager” encontró que le resultaba difícil taladrar las filitas para colocar anclajes ocultos, tal vez porque se empeñaba en taladrarlas en el sentido de la veta.

Desde entonces y por ridículo que parezca un equipo de veinte personas al que hoy se ha incorporado Eva, que al ser la única con conocimiento del tema ha comprendido la situación en una hora en lugar de en dos meses. Nos hemos dedicado a intentar comprender qué pasa y buscar posibles soluciones: mandar los taladros hechos desde Segovia, utilizar filitas diferentes, emplear pizarras alternativas, sustituir los sistemas de fijación ocultos por vistos, semiocultos, ranurados….

Ninguna de las soluciones le vale al subcontratista que insiste en colocar bien una caliza bien un granito de su propia cosecha, digo cantera, ambas piedras son mates, sin veta y seguro que muy adecuadas para otros proyectos, desde luego no para éste.

Nosotros seguimos buscando la belleza, entretanto nos ayudaría mucho que el Construction Manager fuera buscando otro subcontratista.


PD. Recomendación cine: Vicky, Cristina, Barcelona, una película sobre mujeres que creen saber lo que no quieren.

jueves, 23 de octubre de 2008

Acerca de la luz en Madrid


Hace unos días nos hicieron fotografías para la página web. Era un día soleado y alrededor de las 13:00 la luz entraba lateralmente por las ventanas de la sala de reuniones. El fondo era azul y marrón. Marrón del ladrillo de alrededor.

Madrid es famosa por su luz. Si tuviéramos que describirla, la palabra apropiada (quizás) sería “cálida”. La luz del día a día (por esto de que los días suelen ser soleados) resalta los colores mediante el contraste y la luminosidad. El sol hace las veces de un gran foco puntual que encuadra las aristas de las fachadas, reafirma la volumetría y marca también, la faceta expresiva de las caras de quienes caminan por Gran Vía.

En un día como hoy las ventanas parecen grises. El cielo está nublado y llueve en Madrid. Desde aquí el exterior se ve menos, se ve menos contrastado, algo así como difuminado en colores opacos y texturas en forma de planos cromáticos.

En días como hoy la ciudad está plana. No hay neblina pero la ciudad está cubierta de una luminosidad baja que al cubrirla la envuelve y la tapa. La gente se esconde detrás de los paraguas y las fachadas se ocultan del agua y del frío que emana.

Sin tantos contrastes el día avanza con dirección de una línea que no sube ni baja, se aclara un poco al medio día pero por la tarde casi no cambia. No hay sombras en las ventanas, ni en las nuestras ni en las que vemos al frente ya un poco cerradas.

Nota: Por suerte existe la luz artificial: difusa y puntual. Por esto, hoy hemos colocado el nuevo foco para el despacho de Jesús.
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domingo, 12 de octubre de 2008

La chapuza: razones para una autocrítica

El sábado por la mañana asistimos a la apertura de una cafetería, cocinas y estancias variadas cuya reforma se ha “inspirado” en un proyecto del Estudio.

La generosidad y amabilidad del Cliente cuya única pega es su afición por reunirse a horas vespertinas o durante los fines de semana, pasó por alto un buen número de defectos, trabajos sin terminar y chapuzas variadas. Incluso nos invitaron a un aperitivo mucho más flamante que las cocinas recién estrenadas.

Nos marchamos temprano, saltándonos las viandas y con una inquietud que espero podamos discutir en las próximas semanas, y que ojala se convierta en una autocrítica productiva.

¿Es la falta de profesionalidad de los contratistas la responsable de que las obras se “inspiren” en nuestros Proyectos en lugar de ejecutarlos fielmente? ¿O es la imprecisión de la documentación que elaboramos la que abre las puertas al aporte de soluciones alternativas y generalmente nefastas por parte de los contratistas?

Trabajando con colegas anglosajones hemos advertido que estos definen mucho más los detalles, que sus planos son precisos hasta el hartazgo. También hemos visto cómo a pesar del nivel de definición exhaustivo, en otros países se exige al contratista la elaboración de planos de taller que corroboren el entendimiento del proyecto. Es lógico teniendo en cuenta la ligereza de la etapa de dirección de obra, más bien supervisión, que se realiza por esos pagos.

Intentamos imitar a los anglosajones al elaborar los proyectos, no podemos sin embargo exigir planos de taller a contratistas cuya inversión tecnológica no suele pasar de un fax y con suerte una cuenta de correo electrónico. Confiamos pues esa segunda etapa a una dirección de obra exhaustiva en número de visitas y tiempo dedicado a cada una de ellas. Y el resultado no sólo no es el previsto sino que nos quedan dudas de si en tal o cual visita no supimos explicar o exigir el tipo de vidrio que debía instalarse en…

- No es eso lo que acordamos.- es una de las frases más repetidas durante la última etapa de las obras.

Y evidentemente no hay un acta diaria que refleje las conversaciones de una obra de reforma de apenas doscientos metros cuadrados y las cinco o diez modificaciones motivadas por la falta de medios del contratista, los plazos, la capacidad de los operarios o la indefinición del proyecto.

Y termina uno la obra con las felicitaciones del amable Cliente y con el reproche interno de no haber sido suficientemente exigente, de no haber mandado tirar esto o aquello y la insatisfacción de ver algo que se parece al proyecto pero que dejó por el camino muchos detalles.

No podemos cambiar todo el sector de la construcción pero busquemos la forma de detallar los proyectos como si fueran las instrucciones de montaje de una estantería de IKEA,
www.ikeas.es definamos dimensiones, tornillos, anclajes, encuentros, colores, acabados. Si tenemos suerte daremos con un contratista que sepa leerlos.

jueves, 9 de octubre de 2008

In Memoriam


Se preparó una copa y salió al jardín. No era un jardín muy grande, pero lo parecía por el tamaño de la casa, baja y discreta, con los muros encalados, formando volúmenes claros y rotundos a pesar de su pequeñez. A su lado, los árboles eran gigantes con los brazos desparramados sobre las azoteas que, a esa hora de la tarde se oscurecían de sombras de hojas entre las que se colaba a veces la luz anaranjada del sol.

Acercó una hamaca al borde del porche y sacó el libro de un baúl de madera sobre el que dejó el vaso. Todas las tardes salía a leer hasta que no quedaba luz en el jardín y no era capaz de distinguir las palabras en el libro. Solía elegir para las tardes ediciones de letras grandes y páginas claras, podía aguantar así casi hasta las diez, en el verano anochecía tarde. Había encontrado una posición cómoda para la hamaca, frente a un claro entre las ramas, a donde la luz llegaba rasante, cálida, sobre las piernas y el libro.

El relato que leía contaba la historia de una mujer, con una vida parecida a la suya. Era viernes y de más allá de la tapia del jardín llegaba el ruido de coches y motos, con los faros ya encendidos, que iluminaban un instante las hojas de los árboles.

Había leido mucho, el vaso estaba vacío y levantó los ojos para mirar la altura del sol, ya no se distinguía. Sin embargo al volver al libro pudo ver las letras con claridad. Pensó que se había equivocado de página, la historia no era la misma, el aire habría pasado unas páginas. Retrocedió hasta el principio sin reconocer una línea de las que leía. Comenzó de nuevo, era la historia de una mujer, pero no la que había estado leyendo instantes antes, el aire cada vez era más húmedo y fresco, al otro lado de la tapia ya no se escuchaban motores, levantó la vista buscando el reflejo de los faros, nada, sólo la penumbra nítida y los árboles recortados en el cielo frío. Volvió a leer y de nuevo recorrió el libro hasta el principio, tampoco recordaba el relato que era otra historia de una mujer, pero tanto ahora como en la anterior, al igual que en la primera creía encontrar recuerdos de su vida. Recuerdos como retazos, casi podían ser un dejavu y no haber sucedido.

Era de noche y seguía leyendo relatos sin más luz que la de las páginas blancas sobre la falda parda, cada vez que levantaba los ojos su alrededor era más oscuro, y cada vez volvía a leer y se encontraba una nueva trama. Todas contaban su vida. Se estremeció y trató de recordar su vida cerrando el lbro y los ojos, nada, su memoria estaba vacía, la oscuridad era mucho mayor que la del jardín, no había más memoria que los recuerdos de las páginas iluminadas del libro, que volvió a leer, una historia tras otra buscando una en la que reconocerse. No sabía que estaba leyendo todas las que hubiera podido vivir de no haber muerto, al atardecer, un verano, en su jardín. MdJ

miércoles, 8 de octubre de 2008

Paisaje Urbano

Hay tantas formas de entender a una ciudad como personas que en ella habitan y hay tantas formas en que uno puede percibirla como los propios estados de ánimo.

En principio el paisaje urbano está constituido de dos elementos: el espacio construido y el espacio libre.

El primero es el espacio que se ha ido creando progresivamente y sirve, en general, a usos privados o semipúblicos (por el mismo hecho de estar constituidos en espacios finitos –con límites tangibles-).

El segundo es el espacio que articula estas masas arquitectónicas y que suele ser el espacio donde ocurren los desplazamientos (calles, avenidas, bulevares, etc), los encuentros e intercambio (plazas, etc), las actividades de ocio y esparcimiento colectivas (parques, etc) y donde se materializa con mayor fuerza la percepción que tenemos de la ciudad.

Además de esto, las lecturas de la ciudad pueden variar dependiendo de la escala de los elementos (estáticos o móviles) que miremos: los detalles, los edificios, las calles, los grandes espacios, las líneas de perspectiva, la línea de cielo.

Finalmente hay otra condición que crea un paisaje urbano: las situaciones.
Estas condicionan el ritmo propio de la ciudad y están definidas, ante todo, por la población que la habita o la transita, y que en todo caso, desarrolla sus actividades y se relaciona en ella. Muchas espacios cobran sentido en nuestra memoria por las vivencias que hemos tenido en ellos.

Ahora bien, todos los días recorro el mismo camino y eventualmente, después de algún tiempo, he empezado a reconocer individuos que son parte de esta lectura de la ciudad.

Hay dos rockeros de los años 80 que pasan largas horas en Gran Vía recordando la ahora inexistente “Madrid Rock”, está el señor que reparte papelitos de un Kebab en la esquina de c/Princesa antes de llegar a Plaza España, el señor que vende cerveza, todos los días, a las 2 de la mañana.

Así, estas personas que en principio son parte del conjunto -que en conjunto es anónimo- que habita Madrid, se vuelven elementos “móviles” de nuestra lectura colectiva (de la mía y de quienes hacemos esos caminos).
De repente tengo la sensación de que hay personas que se vuelven parte del paisaje urbano, ya no como parte de un conglomerado, sino en su propia individualidad y esto, en una gran ciudad, es un hit!
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Fotografía 1 y 2: I.re. Fotografía 3. B. Jana

lunes, 6 de octubre de 2008

Percepción del arte y temporalidad: Miguel Aguirre

La semana pasada, entre los múltiples eventos a los que asistimos, estuvimos en una galería madrileña http://www.estiarte.com/ para conocer la obra de un artista joven: Miguel Aguirre, que nos había llamado la atención.

La exposición se llama “In Memoriam” y consta de dos partes.
La primera es “la continuación de la serie DD/MM, en la cual se tratan hechos violentos en distintas partes de Europa (...) Inicialmente tomadas mediante cámaras de video-vigilancia, vídeos caseros o capturas de vídeo con móviles que fluyen por Internet, son llevadas por nuestro artista al óleo sobre tela, copiadas fielmente”*. La segunda parte es “la serie que da título a la exposición, In Memoriam, como homenaje y recuerdo a las victimas del atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid con 22 pinturas sobre papel y una gran tela. El procedimiento del artista consiste, -primeramente- en aislar algunas de las fotografías de las víctimas enviadas por sus familiares que aparecieron en sendos dossieres realizados por los diarios El País y La Vanguardia (...) Entonces Miguel Aguirre copia al óleo sobre papel, respetando el formato del papel del periódico y eliminando el texto publicado que acompañaba a las fotos”*.

Desde la perspectiva de la temporalidad en la percepción, lo que llama la atención de la muestra es la capacidad de concretar, a través de la pintura, la relación por fases entre:

Actores – hecho
Soporte digital- espectador (primera plasmación del hecho)
Soporte impreso-espectador (segunda plasmación del hecho)
Pintura-espectador (tercera plasmación del hecho)

Los hechos que se ocurren en un tiempo real son llevados a la pantalla y a la prensa escrita convirtiéndolos en elementos del mass-media, con repeticiones innumerables. Sin embargo, su captación es efímera en cuanto el tiempo de contemplación lo es.
Su asimilación está más relacionada al continuo bombardeo de la imagen que a la reflexión detrás de la misma.

En este sentido, para nosotros, quizás el elemento más potente de esta muestra es la capacidad de detener en un proceso de quietismo una imagen que ha pasado por nuestros ojos varias veces.

El hecho de materializar concretamente una imagen y predestinarla a una actitud contemplativa recurrente, aún cuando desde el artista no se presente con una postura ideológica, congela y expande la temporalidad del hecho que representa detrás y la reflexión (o no) acerca del mismo. Ciertamente puede ser un nuevo desafío para la pintura como disciplina.



*Texto tomado de la nota de prensa de la galería. Obra: Miguel Aguirre.

Fuente de las fotografías: www.estiarte.com

viernes, 3 de octubre de 2008

Las bicicletas son también para la primavera.

Macetero exterior
Porvoo (Finlandia) 2008

Foto: Eva Fernández

miércoles, 1 de octubre de 2008

Si hay gente que piensa en todo un poco.
Macetas exteriores
Madrid. Tienda Vinçon

Desanudando procesos



Dentro de algunos procesos se puede dar un fenómeno que se llama coloquialmente “cuello de botella”. Básicamente se define por la saturación de actividades en un período corto de tiempo (o viceversa) y por sobretodo, está sujeto al requerir grandes esfuerzos para ser puesto en marcha otra vez.
En otras palabras: que no fluye…

En estas situaciones resulta un poco fatigante el mismo hecho de invertir tanta energía sin percibir resultados. Claramente el resultado estará dado a un mediano plazo porque estas actividades que parecen “muertas” son, en verdad, “habilitantes”: sin ellas no son factibles los procesos que tendrán que darse después.

Finalmente hemos desatorado el cuello de botella de uno de nuestros proyectos. Las actividades que aún siendo instructivas y relajantes nos han requerido mucha concentración y entrega, parece que han llegado al período de decisión.

Ahora estamos a la espera, preparados, encantados y listos para la acción!

PS: fotografía tomada de internet.