miércoles, 8 de octubre de 2008

Paisaje Urbano

Hay tantas formas de entender a una ciudad como personas que en ella habitan y hay tantas formas en que uno puede percibirla como los propios estados de ánimo.

En principio el paisaje urbano está constituido de dos elementos: el espacio construido y el espacio libre.

El primero es el espacio que se ha ido creando progresivamente y sirve, en general, a usos privados o semipúblicos (por el mismo hecho de estar constituidos en espacios finitos –con límites tangibles-).

El segundo es el espacio que articula estas masas arquitectónicas y que suele ser el espacio donde ocurren los desplazamientos (calles, avenidas, bulevares, etc), los encuentros e intercambio (plazas, etc), las actividades de ocio y esparcimiento colectivas (parques, etc) y donde se materializa con mayor fuerza la percepción que tenemos de la ciudad.

Además de esto, las lecturas de la ciudad pueden variar dependiendo de la escala de los elementos (estáticos o móviles) que miremos: los detalles, los edificios, las calles, los grandes espacios, las líneas de perspectiva, la línea de cielo.

Finalmente hay otra condición que crea un paisaje urbano: las situaciones.
Estas condicionan el ritmo propio de la ciudad y están definidas, ante todo, por la población que la habita o la transita, y que en todo caso, desarrolla sus actividades y se relaciona en ella. Muchas espacios cobran sentido en nuestra memoria por las vivencias que hemos tenido en ellos.

Ahora bien, todos los días recorro el mismo camino y eventualmente, después de algún tiempo, he empezado a reconocer individuos que son parte de esta lectura de la ciudad.

Hay dos rockeros de los años 80 que pasan largas horas en Gran Vía recordando la ahora inexistente “Madrid Rock”, está el señor que reparte papelitos de un Kebab en la esquina de c/Princesa antes de llegar a Plaza España, el señor que vende cerveza, todos los días, a las 2 de la mañana.

Así, estas personas que en principio son parte del conjunto -que en conjunto es anónimo- que habita Madrid, se vuelven elementos “móviles” de nuestra lectura colectiva (de la mía y de quienes hacemos esos caminos).
De repente tengo la sensación de que hay personas que se vuelven parte del paisaje urbano, ya no como parte de un conglomerado, sino en su propia individualidad y esto, en una gran ciudad, es un hit!
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Fotografía 1 y 2: I.re. Fotografía 3. B. Jana

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