domingo, 12 de octubre de 2008

La chapuza: razones para una autocrítica

El sábado por la mañana asistimos a la apertura de una cafetería, cocinas y estancias variadas cuya reforma se ha “inspirado” en un proyecto del Estudio.

La generosidad y amabilidad del Cliente cuya única pega es su afición por reunirse a horas vespertinas o durante los fines de semana, pasó por alto un buen número de defectos, trabajos sin terminar y chapuzas variadas. Incluso nos invitaron a un aperitivo mucho más flamante que las cocinas recién estrenadas.

Nos marchamos temprano, saltándonos las viandas y con una inquietud que espero podamos discutir en las próximas semanas, y que ojala se convierta en una autocrítica productiva.

¿Es la falta de profesionalidad de los contratistas la responsable de que las obras se “inspiren” en nuestros Proyectos en lugar de ejecutarlos fielmente? ¿O es la imprecisión de la documentación que elaboramos la que abre las puertas al aporte de soluciones alternativas y generalmente nefastas por parte de los contratistas?

Trabajando con colegas anglosajones hemos advertido que estos definen mucho más los detalles, que sus planos son precisos hasta el hartazgo. También hemos visto cómo a pesar del nivel de definición exhaustivo, en otros países se exige al contratista la elaboración de planos de taller que corroboren el entendimiento del proyecto. Es lógico teniendo en cuenta la ligereza de la etapa de dirección de obra, más bien supervisión, que se realiza por esos pagos.

Intentamos imitar a los anglosajones al elaborar los proyectos, no podemos sin embargo exigir planos de taller a contratistas cuya inversión tecnológica no suele pasar de un fax y con suerte una cuenta de correo electrónico. Confiamos pues esa segunda etapa a una dirección de obra exhaustiva en número de visitas y tiempo dedicado a cada una de ellas. Y el resultado no sólo no es el previsto sino que nos quedan dudas de si en tal o cual visita no supimos explicar o exigir el tipo de vidrio que debía instalarse en…

- No es eso lo que acordamos.- es una de las frases más repetidas durante la última etapa de las obras.

Y evidentemente no hay un acta diaria que refleje las conversaciones de una obra de reforma de apenas doscientos metros cuadrados y las cinco o diez modificaciones motivadas por la falta de medios del contratista, los plazos, la capacidad de los operarios o la indefinición del proyecto.

Y termina uno la obra con las felicitaciones del amable Cliente y con el reproche interno de no haber sido suficientemente exigente, de no haber mandado tirar esto o aquello y la insatisfacción de ver algo que se parece al proyecto pero que dejó por el camino muchos detalles.

No podemos cambiar todo el sector de la construcción pero busquemos la forma de detallar los proyectos como si fueran las instrucciones de montaje de una estantería de IKEA,
www.ikeas.es definamos dimensiones, tornillos, anclajes, encuentros, colores, acabados. Si tenemos suerte daremos con un contratista que sepa leerlos.

No hay comentarios: