viernes, 5 de febrero de 2010

Joy


A veces la vida es tan perfecta que da miedo, miedo de estar soñando y que todo lo que nos hace felices desaparezca al despertar.

No es que las calamidades cercanas y aún las lejanas nos resulten invisibles, o que suframos una sordera y ceguera selectivas ante las desgracias cotidianas. La felicidad hace que las sintamos a distancia, no sin tener cierto cargo de conciencia por quienes las padecen directamente. Y sin embargo somos conscientes de la fragilidad de nuestro escudo, y cargamos sobre nuestra espada un miedo constante porque sabemos que no somos inmunes al azar.

Si no fuera por ese miedo y la superstición que suele ir asociada a los temores escribiría en este blog sobre los últimos quince días, pero de momento confórmense con saber que soy muy feliz.

María de Juan

1 comentario:

Unknown dijo...

Siempre he pensado que cuando una persona es feliz hace que otras muchas que están a su alrededor lo sean ,por lo que siempre suelo sonreír para que así los que estén a mi alrededor lo hagan. En estos momentos eres tú la que irradia esa felicidad que te sale por las orejas ,es como un aurea que te rodea y eso hace que todos los que estamos a tu alrededor seamos contigo superfelices. Disfruta muchisisilisimo (como diría el Dr. Iglesias Puga alias Papuchi ) y exprime estos momentos todo lo que puedas .No es azar, esta felicidad, es tuya, te la mereces.